Publicado en la revista Talleres en Comunicación Nº287
¿Lo oís? ¿Ese pitido en el despacho de cada uno? Está sonando el despertador, el momento de levantarse ha llegado, el momento de actuar en el entorno post-COVID, y aunque siempre está el botoncito procrastinador de «5 minutos más», debéis recordar la sabiduría popular: «El que tiene higuera en camino real, si quiere comer higos, tiene que madrugar».
Estamos intentando salir de la tercera ola, y seguro que llega una cuarta, pero el fin de la pandemia está cada vez más cerca y no podemos esperar a que todo termine para hacer planes, proyectos, estrategias, o incluso inversiones; rectifico, como poder se puede, pero habrá que asumir en la cuenta de resultados que la competencia nos haya comido el mercado porque ellos sí lo hicieron antes.
Varios economistas llegan a la misma conclusión: cuando termine esta crisis puntual, el consumo se reactivará de manera exponencial. La explicación viene de observar la historia con otras pandemias y analizar los movimientos de flujo económico. El dinero sigue ahí, no ha desaparecido, las grandes fortunas están esperando a la normalización de la situación para invertir, y la sociedad está ávida de viajar, salir, y gastar.
El coronavirus ha causado estragos en todos los sectores, y aunque el nuestro nunca haya parado al 100% como otros, se ha visto afectado por el cambio del estilo de vida de toda la población, flotas privadas de autobuses paradas, empresas de transporte que solo usan el 30% de sus camiones, comerciales que no viajan, además entre los confinamientos perimetrales, los ERTEs, el teletrabajo, y el paro hacen que haya menos uso de los vehículos privados… pero todo esta situación terminará, muy probablemente a finales de este año, y los que estén preparados saldrán fortalecidos, así que ha llegado el momento de decidir ¿Queremos estar preparados o preferimos ir al rebufo de los competidores?
Ha llegado el momento de levantarse, de invertir en las nuevas tecnologías como la fabricación aditiva -impresión 3D- (ya hay varios fabricantes desarrollando componentes de este modo), tomarse muy en serio los vehículos eléctricos (han dejado de ser una moda, la mayor fábrica de motores diésel va a producir solo motores eléctricos), optimizar stocks haciéndolos más vivos y más cercanos al cliente (reducir costes de inmovilizado y llegar antes al cliente, los principales retos de la logística), formar a los empleados en mejora de procesos y atención al cliente (hay que cuidar y mimar a la plantilla ya que ellos son los que cuidan de los clientes), cerrar acuerdos transversales de colaboración (fabricante-distribuidor-taller), y estar más cerca del cliente que nunca.
El mercado nunca espera, él lleva su ritmo y nosotros debemos adaptarnos, y cuando nuestros higos estén maduros si no estamos ahí para cogerlos, será otro el que se los coma.