Publicado en la revista Talleres en Comunicación Nº297
“Si cree que la educación es cara, pruebe con la ignorancia” Derek Bok. El que fue rector de la Universidad de Harvard durante dos décadas acuño esta frase que si bien es cierta para todas las situaciones, a día de hoy en nuestro sector es irrefutable.
Vivimos, quizás, el mayor periodo de innovación del sector del automóvil desde la invención del motor de combustión interna, no tanto en avances mecánicos o estéticos (que también los ha habido), sino tecnológicos. La evolución de los diferentes tipos de energía empleada, el desarrollo de sensores aplicados a la seguridad, comodidad, y optimización de recursos, o el vehículo autónomo, son solo un ejemplo de donde se encuentra hoy en día el sector y hacia dónde va.
Hace 30 años, conocer las diferentes tecnologías era relativamente fácil, y con hacer el dueño o jefe de taller un curso de reciclaje cada varios años era suficiente para continuar trabajando con los nuevos vehículos que iban llegando al taller, pero desde hace años la formación continua se ha convertido en indispensable entre las tareas de un mecánico, y no solo del encargado, sino de toda la plantilla.
La formación, la mayoría de las veces, es vista como un inconveniente, en el mejor de los casos como un mal necesario, pero a diferencia de otros trabajos en los que estudias un tiempo hasta que obtienes el título y ya no vuelves a coger un libro, algo que nunca le dicen a los que quieren ser mecánicos es que nunca dejarán de formarse (o al menos no deberían).
Constantemente están saliendo al mercado nuevos sistemas, productos y tecnologías que los técnicos deben conocer para cuando les lleguen a sus talleres, los sistemas ADAS, el PassThru, la proliferación de las cajas automáticas, los nuevos tipos de químicos, los motores híbridos, o los coches eléctricos, y no es fácil estar al día, ya no vale con una charla del fabricante de componentes, requiere horas de formación, tiempo que deben quitárselo a atender su negocio, y mucho peor si se trata de un empleado, el cual no solo no va a producir, sino que hay que pagarle esas horas que no estará en el taller, no se va a rentabilizar en ese tiempo perdido… ¿o quizás no sea así realmente?
La formación nunca hay que verla como una pérdida de tiempo o dinero, formarse es una ayuda para el crecimiento personal o profesional, por lo que es una inversión. Igual como se invierte en un elevador, un equipo de diagnosis, o en útiles para calar una distribución, la formación también aporta valor al negocio a largo plazo, con capacitación para optar a trabajos para los que sin ella no se podrían realizar ni cobrar, y estos nuevos conocimientos deben ser compartidos por todos los mecánicos del taller ¿Por qué? Pues la respuesta es sencilla, a mayor número de empleados capacitados para realizar un mismo trabajo, mayor probabilidad de aumento de facturación derivada de esos nuevos conocimientos. Vamos, que si te entran 2 coches híbridos, si solo los sabes tocar tú, solo podrás atender 1, pero si tu empleado también está formado, podrás coger ambos coches a la vez (2 clientes contentos y el doble de dinero en la caja).
Y ¿Cuándo es el mejor momento para realizar la formación? Pues la respuesta habitual suele ser NUNCA, los negocios no están preparados para prescindir de un trabajador, pero tampoco lo está para cuando se va alguien de vacaciones o está enfermo, así que el planteamiento es exactamente el mismo pero con una ventaja, nunca se sabe cuando un trabajador estará de baja médica pero se puede agendar con suficiente antelación la fecha de una formación ajustando, en la medida de lo posible, la carga de trabajo del taller para ese día.
¿Y si no lo hago que pasa? Nadie va a obligar a nadie a formarse, es más, quizás tu modelo de negocio no requiera invertir tiempo y dinero en formación o útiles de taller si quiera, puede que estés especializado en vehículos clásicos y ya poseas los conocimientos y herramientas necesarias para todos los coches que vas a reparar, pero si este no es tu caso, lo que muy probablemente suceda es que cada vez serán menos los coches que puedas atender, menos facturación del negocio, y a la larga menos ingresos.
Por último, quiero terminar con una pregunta que me han hecho alguna vez ¿y si formo a mi empleado y luego se va a otro taller? Aquí responderé con otra pregunta que espero deje clara la situación ¿y si no lo formas y se queda?